lunes, 7 de diciembre de 2009

Emblase Rio Tercero

Disculpen la desprolijidad, Blogger anda mal, y yo tengo una mezcla de sensaciones, todas buenas que me dificultan la expresión. Algo intentaré contar.
Es que cada día entiendo menos de esto que es el kayakismo de travesia. Pensé que habia que saber técnica para poder llegar a lugares inhospitos, coleccionar paisajes, relevar lugares inaccesibles, conocer algo, que se yo cuantas cosas y motes se le pone a la actividad. Parece que el kayakismo me ha impregado la vida en cosas que no tienen tanto que ver con flotar en el agua, o sí.
Lo cierto es que ya no pretendo nada, ni quiero racionalizarlo, describirlo y definirlo. Lo que obtengo me cuesta desifrarlo y tratar de darle un sentido me da la impresión que lo vanaliza, y lo vuelve algo tan frio como decir que el calor afectivo puede ser traducido en grados centigrados.
Como ahora, que lleno de sentimientos intengo empezar a relatar algo de lo sucedido.
En realidad, con el grupo gourmet, el paisaje ya lo teniamos, los lugares ya los conociamos y los recordabamos. La anciedad era encontrarnos nuevamente con nuestro hermano Rony, y conocer a Gustavo y Juancho.
Pero no es necesario conocer personas nuevas. Nos volvió a pasar con nosotros mismos, Seba, Alberto, Ale, Marcos, yo, volvimos a fundamentar nuestra unión natural y espontánea. Cosa que nos viene pasando en cada travesia.
Aca estamos. En Embalse nuevamente.
La mañana esta nublada, y el viento empieza a crecer y hacerme macho. Mientras me pongo la remera de neopren y la capucha, para no resfriarme, Juancho rema en cuero, muy gracioso el contraste.
Pasamos por los hoteles de Evita y recordamos ese proyecto y esa metafora de pais. Seguimos tirando lineas rectas en esas bahia hasta llegar a una zona playa donde siempre hay aves. Esta ves no habia cisnes cuello negro ni coscorobas, como hemos visto varias veces. Pero habia algunas otras especies y por las olas saltaban las carpas por todos lados, algunas de portes muy importantes.
Seguimos remando y Juancho me advierte que Gustavo (quien se recuperó de una fiebre a la noche) ya viene encorbado y que esa es señal de cansancio: ya lo conozco, cuando viene doblado esta cansado.
Bueno, si quieren vayan a conocer el desagüe de la Usina, donde el agua sale caliente por un canal artificial, se producen unos rapidos y correderas muy lindas para probar flotar ahi. Juancho prefiere conocer y estar en lugares naturales me dice.
Decidimos acompañarlos con Seba, tomar unos mates con ellos mientras apronto el almuerzo, el que quiera vaya al desagüe y vuelve luego a comer.
Saqué el disco y en pocos minutos ya estabamos comiendo un salpicon de espinacas, con huevo y bondiola. Estaba lo suficientemente rico para que los que volvieron mas tarden solo encuentren muy poco para raspar el disco.
No habia apuro, pero si siesta, rol, nado, y todo lo que (ahora) el día con sol y agua muy limpia permitió.
Aproveché a probar el Tahe Greenland, tenia pensado desde que lo vi hacer un balanceo, eso de quedarme flotando de espalda con el kayak escorado y casi sin mover la pala. Empesé haciendo un barrido largo cada vez mas lento hasta que deje quieta la pala, y ahi estaba, como se está en esos estados de la meditación trascendental. Podría quedarme así por horas. Ese kayak no es un producto de ingenieria solamente, es una obra de arte, un objeto humano, algo especial.
Bueno, pasaron un par de horas, o mas, que se yo, el tiempo perdió sentido. Vamos al arroyo corto y nos encontramos con el grupo de la UNC para compartir campamento.

Sorprendidos por la transparencia del agua y el buen clima no dudamos en hacer camalote y bañarnos, tirar roles, y jugar con los kayaks.

Llegamos al campamento.



Estas cosas que se ven aveces, la calma del agua hace simetrias, confunde el cielo y el agua, son reflejos unos, otros lo real, o vaya uno a saber. Podría invertir la foto y no se darian cuenta.

El fogón, y los contadores de cuento, los hermanos Bataino.

El domingo a la mañana aprovechamos a hacer un traiking por el paredon nivelador. Es el lago del medio que recibe agua entre el Cerro Pelado y Embalse. Se puede acceder por tierra pasando por Villa Amancay.

El Piojo, un tipazo que queremos mucho.


Los kayaks descansan al atardecer en Arroyo Corto.

Juancho fotografiando



Diego Diego, Piojo, Carlos y Rony.

Carlos cebando mate en el desayuno, aprovechando el impaz del tragin de llevar un grupo tan grande.

El Seba, ya es un kakista de travesia, ya no se achica en la adversidad, no de las olas ni del clima, topa sus temores a puro remo y deja detras una marejada enorme, en la que nosotros barrenamos felices.

Rony cuando se duerme, se duerme, para colmo se olvida del castellano y empieza con el portuñol.

La mini carpa, el sarcofago.

Alberto, chajá.
Haciendo camalote y disfrutando el agua

El fogón, el disco y un licor. Marcos duro de dormirse. La charla duró hasta muy tarde y los vecinos me parece no pudieron dormir bien. Igual al otro dia estabamos temprano nuevamente.

Juancho y Gustavo, otra vez la misma sensación, de hermandad, de amistad, vaya a saber que, como cuando conocimos a Rony, y ahora que lo pienso a tantos otros que van quedando en estos post. Esas cosas que nos da remar, esos amigos que quedan y se apencan tan fácil. Creo que por acá anda la esencia del canotaje para nosotros, este es nuestro descubrimiento. No está en lejanos horizontes, en miles de kilómetros, en tormentas resistidas estoicamente, no, está tan cerca como lo permite un abrazo, una despedida afectiva con ganas de volver a vernos, con proyectos juntos por delante para justificar un nuevo encuentro.


Rony y su tahe.





Gustavo recuperandose de la fiebre, le hizo bien la siesta.




zHabra que volver, en embalse, en Ansenuza, Cerro Pelado, en el litoral.

Hasta la próxima.



































































1 comentario:

Kayak Gourmet dijo...

jaja, si pero no solo por el relato. Entre esa gente que nombro estan uds che. Ahhh de paso, hacete un lugar en enero que voy a visitarlos. Un abrazo.-